Cuando tu cuerpo funciona sin alimento, lo que hace es quemar calorías lentamente para conservar energía. Comer después de toda la noche impulsa tu metabolismo, lo que significa que va a quemar más calorías a lo largo del día. Pero, la clave está en lo que tomas para desayunar. Carbohidratos simples, como donuts o la mayoría de las barritas de cereales, provocan que tu nivel de glucosa (azúcar en sangre) de una fuerte subida e inmediatamente una fuerte bajada, dejándote, poco tiempo después de desayunar, hambriento y con ganas de tomar más dulce. Sin embargo, si tomas cereales integrales en copos o pan, son alimentos con alto contenido en fibra y bajos en azúcar, por lo que tu cuerpo los digiere lentamente, proporcionándote energía duradera.
Desayunar potencia el poder de tu cerebro.
De acuerdo con la Universidad de Wales-Swansea, en Gales, los estudiantes que desayunan consiguen un 22 por ciento mejores nota en los tests de aprendizaje y memoria de vocabulario, que aquellos que no toman nada por las mañanas. Cuando te despiertas, la mayor parte de tu energía, en forma de glucosa y glicógeno (glucosa almacenada) se consumió el día anterior. Y tal y como dice Elizabeht Somer, R.D, experta en nutrición, la glucosa es el único combustible que utiliza tu cerebro y sin ella sentirás fatiga y mareo.
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